Piel madura y los efectos de la menopausia

La piel se encuentra en constante cambio a nivel del estrato córneo (capa más externa). Y es que el estrato córneo suelta células muertas que permiten que la piel se regenere cada 30 días. Este proceso, que pasa desapercibido, se va ralentizando a partir de los 25 años. Como consecuencia, la piel se regenera de forma más lenta.
A esto se añaden factores externos como el sol y la contaminación ambiental, pero también los cambios hormonales. Uno de estos cambios es la menopausia. ¿Y qué es la piel madura? Se trata de la dermis que va perdiendo el colágeno y los niveles de ácido hialurónico presentes de forma natural en la piel.
Con la edad y con la llegada de la menopausia y la revolución hormonal que esta conlleva, la piel va perdiendo su fuerza, elasticidad, hidratación, falta de brillo… Además también se van acentuando los signos del envejecimiento, que se traducen en arrugas, líneas de expresión, manchas solares y pérdida de hidratación. En consecuencia, la piel madura se ve mucho más opaca y apagada.
Si además del proceso de envejecimiento natural, la menopausia y los efectos del sol y la contaminación se siguen malos hábitos alimenticios (exceso de carbohidratos) y se consume tabaco, entonces la piel se verá todavía menos llena de vida. A esto se suma, por supuesto, no seguir una rutina de pieles maduras adecuada.